Ocurren en la vida cotidiana constantes conflictos en la sociedad acerca de lo que debería, o no, ser normalizado, como el cambio climático, la legalización del matrimonio igualitario y la despenalización de la interrupción del embarazo, entre otros.
Uno de los más relevantes en las
últimas décadas es el consumo de drogas ilícitas y las muchas consecuencias que
la guerra para acabar con ellas ha provocado, sin embargo, existe información
en internet, transportada de persona en persona, o expuesta con propósitos
desinformativos por fuentes poco confiables, que terminan creando en este
debate una nube de humo llena de falsas verdades capaz de proveer al lector una
postura fundamentada en opiniones, no en hechos.
Por lo tanto, nos hemos visto en el
interés y capacidad de redactar todo un documento, basado en hechos y no en
opiniones, para despejar y aclarar los datos verídicos resultantes de
experimentos, ensayos, investigaciones y estudios acerca de muchas de las
características tanto terapéuticas, químicas, sociales y psicológicas que posee
el cannabis.
A lo largo de este documento
revisaremos lo que es la planta de la familia cannabáceas, muchas de las
ramificaciones y alteraciones que posee además de informar sobre la
reproducción selectiva que se ejecuta tras cada generación de plantío para
aumentar las capacidades psicotrópicas de los compuestos químicos de esta
planta, de los cuales también se hablará, dos de ellos específicamente, el
tetrahidrocannabinol, infame por sus efectos y responsable de la característica
más notoria: euforia; y del cannabidiol, conocido en menor medida y capaz de
contrarrestar los efectos negativos del anterior.
Aclararemos tanto los usos terapéuticos como los efectos no deseados producto del consumo, con ayuda de organizaciones como la Institución Nacional de Abuso de Drogas (NIDA) y el Departamento de Salud y Recursos Humanos de los Estados Unidos (HHS) y nos proponemos desmentir algunos de los mitos regularmente utilizados tanto a favor como en contra de la marihuana en búsqueda de incentivar en el lector el uso del pensamiento crítico y la obtención de conclusiones subjetivas propias, pues no buscamos convencer por medio de la persuasión una posición específica, si no conseguir aclarar las dudas y limpiar la desinformación que el lector pueda tener.
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